Equilibra el estrés

El estrés es un proceso natural del cuerpo humano, que genera una respuesta automática ante condiciones externas amenazadoras o desafiantes, que requieren una movilización de recursos físicos, mentales y conductuales para hacerles frente. A menudo los hechos que lo ponen en marcha son los que están relacionados con cambios, exigen del individuo un sobre esfuerzo y por tanto ponen en peligro su bienestar personal.

El estrés no siempre tiene consecuencias negativas; en ocasiones su presencia representa una excelente oportunidad para poner en marcha nuevos recursos personales, fortaleciendo así la autoestima e incrementando las posibilidades de éxito en ocasiones futuras.

El cuerpo humano reacciona ante el estrés al liberar hormonas. Estas hormonas hacen que el cerebro esté más alerta, causa que los músculos se tension en y aumentar el pulso. A corto plazo, estas reacciones son buenas porque pueden ayudar a manejar la situación que causa el estrés. Esta es la manera en que el cuerpo se protege a sí mismo.

Estrés agudo: Es estimulante y excitante, pero muy agotador. No perdura en el tiempo.

Estrés crónico: Es cuando se padece estrés agudo con mucha frecuencia. La gente afectada reacciona de forma descontrolada, muy emocional, y suele estar irritable, y sentirse incapaz de organizar su vida.

La clave consiste en aprovechar la fuerza que proporciona la activación psicofisiológica que surge al encontrarnos ante situaciones que demandan nuestro esfuerzo, así como saber detectar cuando este estado se repite con demasiada frecuencia y de manera inútil, poniendo en peligro el bienestar y la salud. En ocasiones es necesario revisar la forma como se está evaluando la situación. Debemos percibirla como desafío o reto, y canalizarla de la manera más adecuada para nosotros. Es necesario evaluar las actividades en las que nos desarrollamos (si nos sentimos a gusto y conforme con ellas).