Una nueva oportunidad para crecer
Como individuos llegamos a este mundo para progresar constantemente en diferentes áreas. Los espacios para evolucionar o crecer pueden ir desde un aspecto individual (espiritual, misión de vida, emocional, económico y otros) a un aspecto que involucre las relaciones con otros seres (colectivo, pareja, amigos, familia, trabajo)
Cuando no se logra seguir la senda del crecimiento en cualquier aspecto de nuestras vidas, nos vemos en la necesidad de restablecer un equilibrio para regresar a crecer y es ahí cuando aparece “la crisis”.
Cuando esta aparece entramos en conflicto porque nuestra programación mental, historia familiar y Ego se resisten a cambiar. Nos escondemos y conectamos detrás de los miedos generados por los patrones aprendidos en nuestra infancia, cultura, historia familiar, religión, colectivos y otros. A través de la negación nos colocamos un escudo formado por los pensamientos y emociones de nuestros miedos para así no mirar estos conflictos de esta manera la crisis se vuelva más aguda. La intensidad de la crisis es mayor mientras más nos oponemos a ella y podemos permanecer en un estado constante de dificultades y urgencia de cambio.
En el instante que empezamos a reconocer que algo no anda bien, evitamos obstruir y fluir con los cambios requeridos, comenzamos ad aceptar que debemos efectuar trasformaciones y desde ahí nos damos la oportunidad para enfrentar o experimentar lo nuevo que aún no ha sido aprendido y no se encuentra en nuestros esquemas mentales como referencia.
Es importante comprender que las crisis llegan porque hay que generar nuevas estructuras de desarrollo, lo que una vez funcionaba ya este no sirve. Tratar de volver atrás es negar y resistirnos a evolucionar. Estos cambios implican un gran compromiso y confianza con uno mismo para encontrar, mirar y permanecer en la verdad.
Hay que estar muy pendiente de no crearnos una expectativa o solución ideal del conflicto. Las falsas esperanzas o que alguien externo a nosotros nos solucione el problema nos aleja de confiar en nuestras capacidades internas.
Mirar dentro de nosotros para sacar lo que ya no sirve y al mismo tiempo descubrir la gran cantidad de recursos y potenciales que existen en uno para crear lo nuevo se vuelve nuestra tarea principal para superar y así generar nuevos proyectos. Esto nos traerá una nueva armonía y vitalidad.
Cuando permanecemos en la comodidad, estancamiento o conformidad nos estamos separando del natural crecimiento del ser y es ahí donde aparecen las crisis, este evento llega para restablecer el equilibrio de crecimiento.
Aislarse, huir o esconderse nos impide aceptar y dejar de fluir con los cambios que hay que efectuar y de esta manera el ciclo queda abierto.
Durante las crisis terminan de caer los cimientos de estructuras que llegaron a su límite que no pueden prosperar más y que hay que dejar atrás de tal manera de tomar la decisión de erigir las nuevas columnas que darán soporte a una nueva organización más solida de crecimiento.
Las crisis si se pueden evitar, cuando estamos observando constantemente nuestra propia verdad y al mismo tiempo conectados con los cambios que a diario hay que realizar en la vida, asumiendo nuestra responsabilidad para participar, compartir, aportar a la evolución de todos y de uno mismo. @gpaladinob También publicado para SpanishInfluential