Conecta con tu Ser

Cuando el individuo no está en equilibrio con todo lo que lo rodea y forma parte de su ser, se desorienta y entra en conflicto con su entorno. En consecuencia, puede perder la capacidad de elegir o tomar sus propias decisiones.

Los pensamientos, los sentimientos, las emociones y la vida interior forman parte del individuo. Estos integran el alma, la cual no tiene tiempo ni espacio y busca evolucionar. El cuerpo sí tiene tiempo y espacio, su objetivo es sobrevivir y pasar la vida. La mente no tiene espacio, pero sí tiempo. Su función es hacer que el cuerpo sobreviva individualmente y desarrollarse en unión de intenciones o objectivos.

Cuando no existe un equilibrio con los elementos que integran el ser, se genera un conflicto o crisis para que estos se atiendan y se restablezca un orden. Dependiendo del nivel de conciencia del individuo o espíritu, este podrá restablecer su equilibrio con su ser y todo lo que lo rodea. El espíritu es el mediador entre el cuerpo y el alma.

El equilibrio se logra teniendo presente el principio oriental del yin y el yang, la existencia de dos polaridades opuestas, pero que crean una unidad y forman parte de ella, como por ejemplo: la luz y la oscuridad, el día y la noche, lo femenino y lo masculino.

El cuerpo es la parte física del ser y, por supuesto, requiere un espacio físico donde vivir (el planeta; el país; la ciudad; su hogar). A través del feng shui se equilibran todos los niveles de vida del individuo en su espacio físico (profesión; amor; familia; prosperidad; bienestar; creatividad; hijos; estudios; reconocimiento), para que esté en armonía consigo mismo y con su entorno.

La historia de la familia forma parte del individuo. Reconocer las historias de nuestros ancestros nos ayuda a tomar conciencia de quiénes somos. También debemos tener presente a qué colectivos pertenecemos. Ellos tienen un país; una cultura; una historia; un espíritu o conciencia que los mueve.

Cuando el individuo no logra atender un conflicto en su vida -indicador de que hay un desequilibrio- y, dependiendo del nivel de conciencia de la persona, esta situación se manifiesta en diferentes formas, como por ejemplo: usamos a otra persona como espejo de lo que no resolvemos dentro de nosotros mismos; si existe un problema en la misión de vida o profesión, no es de extrañar que algo físico se dañe justo en la coordenada que, por feng shui, representa el trabajo. Todo lo que nos rodea y forma parte del espíritu nos empieza a dar pistas de lo que no hemos resuelto. El conflicto o crisis se vuelve una herramienta para restablecer un orden.

Cuando este sistema entra en peligro, la mente, que está programada desde la infancia, busca tomar el control de la situación. Pero ella está cargada con creencias, programas o software obsoletos, los cuales requieren ser actualizados a cada momento.

Cuando el conflicto se vuelve más complejo o no se atiende, el problema entre lo interior y exterior del ser se manifiesta en el cuerpo físico a través de las enfermedades.

Nuestro cuerpo convive dentro y fuera de él con muchas especies de microorganismos. Algunos son muy útiles, otros son inofensivos y otros son peligrosos. El sistema inmunitario es el encargado de la defensa y de mantenerlos en equilibrio. Ellos tienen un lugar específico donde estar. Por ejemplo, la bacteria Escherichia coli se encuentra en el intestino y ayuda a la digestión. Pero si pasa a otro lugar del cuerpo, causa problemas. De ocurrir algo así, el sistema inmunitario, a través de sus defensas, comienza a restablecer un equilibrio con estos microorganismos. Se despliegan los glóbulos blancos, los linfocitos y los macrófagos, entre otros. Si el problema es mayor, se usan todas las fuerzas: aparece la fiebre el organismo incrementa sus procesos metabólicos.

 

Si la fiebre se disminuye artificialmente, se le quita la posibilidad al sistema de que haga el trabajo completo. Si se suministran antibióticos, eliminarán las bacterias malas, pero también las buenas. Cuando los gérmenes alcanzan la vía linfática, se habla de envenenamiento de la sangre, la cual se manifiesta con enrojecimiento e inflamación de los vasos linfáticos afectados. En este caso, los antibióticos ayudan a detener este peligroso proceso. Si los gérmenes llegan a las vías sanguíneas, pueden producir septicemia. En este caso, la persona debe guardar reposo absoluto y dedicar sus energías a la lucha defensiva. Para comprender el poder curativo detrás de las enfermedades, recomiendo como lectura Nuevos caminos para sanar, del doctor Ruediger Dahlke.

No asumir los retos de crecimiento que aparecen en la vida a través de los conflictos o crisis, nos conduce al debilitamiento tanto de nuestros niveles de vida como del sistema inmunitario. Si se enfrentan o asumen los nuevos retos; se cambia o se re-programa la mente; se crean nuevos pensamientos positivos; se reconoce nuestra historia familiar y colectiva; trabajamos con nuestro interior, con nuestras emociones; mejoramos el espacio físico y cuidamos del medio ambiente, contribuiremos al equilibrio de los aspectos que conforman nuestro ser y al refuerzo del sistema inmunológico.  @gpaladinob Publicado también para SpanishInfluential